
11 Marzo 2004
Bam, bam, bam escuché a lo lejos. En verdad pensé que estaba soñando. Me hice guey otro ratito.
Bam, bam, bam. Esta vez si abrí los ojos medio bizcos, estaba totalmente apendejado, pero me asusté un poco… a lo mejor era un ladón, o un vendedor, me levanté de la cama, me restregué los ojos y vi el reloj ¡me lleva el carajo! ¿a quién se le ocurre tocar la puerta a las 8 y pico de la mañana?
Me levanté, casi choco con la puerta de mi recámara y bien encabronado me asomé por la mirilla. ¡Era la vecina! ¿¿Y ´ora que fregados le pasa a esta vieja??!Abro la puerta y me salta casi gritando con esa voz tan característica de la señoronas españolas “¿y las niñas? ¿Y las niñas? ¿Donde están las niñas? ¿Están bien?”
¿Niñas? ¿esas grandotas? Pensé. -Si, están dormidas… -Es que esos etarras joputas, otra vez, pusieron una bomba, vascos..., en la estación- y que se mete a el depa como si nada- en la estación, en el metro…
-¿Metro? ¿Estación?- ¡¡Madres!!, Cemi y Rach- Salen más temprano, a clases… ay guey, tuve un escalofrío bien fuerte, y corrí a la habitación de las dos, abrí la puerta y allí estaba la supermelena de Rach y Cemi toda enrollada en las cobijas. Chale que alivio. Pobre Rach no mas decía “qué, qué, ¿que psó? Qué?”.
En la sala la vecina ya había prendido la tele, y sólo murmuraba que esos etarras malditos, esos malditos y la madre que los parió… y qué se yo.
Y me acordé que los muy perros habían tratado de volar unos vagones en diciembre pasado en la estación Chamartin, al norte de Madrid. ¡Que hijos de su ching*** madre!

La
TVE mostraba algunas imágenes de la
Estación Atocha a lo lejos, pero no se veía humo ni nada, sólo gente, muchas ambulancias y policías un chingo. Se creía que unas bombas habrían estallado en vagones que entraban a la estación, y otras en los trenes de cercanías al sur de Madrid paralizando trenes, metro, y lo peor alrdedor de una docena de personas muertas lo que lo hacía el peor atentado en la historia de
Madrid, y uno de los mas ojetes de los etarras.
En verdad agradecí que la vecina se preocupara por nosotros, se fue luego a su casa, gracias a Dios, y los tres nos quedamos viendo las noticias que pasaban sin parar. Estábamos bien tristes, me impresionaba que a unas estaciones de la casa hubiera un atentado terrorista. Lo que más pensaba yo es que no podía ser posible, que eso no estaba pasando. Pero poco a poco las cosas fueron a peor, a muy peor.
Más o menos lo que decían las noticias era que los atentados se habían producido en las estaciones de tren de cercanías de
El Pozo,
Santa Eugenia y en la estación de
Atocha dejando en total una docena de víctimas y mas de un centenar de heridos. Como a la hora; que no que muertos eran casi 30 y heridos un chingo más. Más tarde que eran más de 60 muertos, lo cual ya era horrible, los heridos incalculables; lo cual fue un shock y se nos hacía un nudo en la garganta.

Madrid se paralizó, metro, autobuses, los teléfonos bloqueados y celulares peor. En
Atocha, los terroristas dejaron aún más explosivos para que estallaran con los policías y rescatistas. Estos se activaban por medio de una llamada de celular, pero las líneas bloqueadas salvaron quizá a una gran cantidad de personas pues los estúpidos terroristas no contaban con ello seguramente. A las 10.30 descubrieron el primero y empezó la corredera por las calles cercanas a Atocha, por las que rodean el
Museo Reina Sofía y la hermosa
avenida del Prado porque no se sabía si habían más y como funcionaban. Peor aún; si acaso habían más diseminadas por la ciudad.

Después se empezaron a difundir imágenes de gente saliendo de la estación, algunos negros de humo, otros sangrando mucho, otros en camilla, muchos llorando. Después, los noticiarios superamarillistas los ojetes, pasaban una y otra vez testimonios, detalles, cuentos chinos y un largo etc. ¿Porqué no dejaban en paz a esa pobre gente?
-Estas fotos son del diario El País.-Nosotros fuimos al locutorio de abajo, pero nada, hacer llamadas era imposible. Mandar correos electrónicos era mejor así que le mandé a mi familia de que no había pex pero todo era un desmadre. Por suerte a Cemi y Rach más tarde les hablaron sus papis y mamis. A mi no, que triste, pero era por la diferencia de horarios. En México eran las 12:30 de la noche cuando empezó el desatre...