Europa 17: A principios de Marzo

Hoy Pepo no fue a trabajar. Creo que ha emprendido la graciosa huida. Bueno X, ayer fui con Vero a ver Brokeback Mountain, después la comento. Ya quité la verfificación de palabras en los comments porque todos se quejan, que gachos... Por ahora me adelantaré un poco de mi diario y escribiré sobre Marzo del 2004 porque fueron unos días importantes y creo que la ocasión lo amerita...

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Madrid, Marzo 2004
En esa ocasión estaba en el metro de Madrid,¿o sería el de París? ya lo olvidé y es que ya para entonces mi mente eran un amasijo de situaciones, lugares y personajes que interactuaban de maneras extrañas, ...bueno continúo...

Estaba con Rach y Cemi, y platicábamos tranquilamente -lo cual era ya de por sí raro porque siempre echaban desmadre en el metro- y de pronto el vagón del metro tuvo una sacudida y después quedó a oscuras. Un mometito después empezó a andar y nosotro seguimos con nuestra charla como si nada. Cuando el tren entró a la estación me quedé viendo el andén sorprendido... estaba destruido! Una parte del techo de la estación se había venido abajo y unos cuerpo negros, tal vez estaban quemados -o no sé era difícil de saber- estaban regados a lo largo y ancho del lugar que se quemaba. Algunos de esos cadáveres vivientes trataban lastimosamente de subir por el techo derrumbado hacia la calle. Se caían, se resbalaban, algunos gemían quietamente pero en general todo estaba silencioso.
-Que pedo? pero que pasó aquí? le preguntaba a las niñas, pero ellas estaban igual de asustadas que yo.
Los pasajeros de nuestro tren veían boquiabiertos ese maldito escenario, con los periódicos en la mano, con los ojos desorbitados, pero ninguno lloraba simplemente porque lo que veían era imposible... no podía estar sucediendo.

El tren paró la marcha y las puertas se abrieron automáticamente, sin que nadie jalara las palanquillas para abrirlas... un hombre entró, ¿o quizás antes fue un hombre? ¿o era una mujer? la cuestión es que la persona entró, esquivó a algún pasajero y se apoyó en el tubo para no perder el equilibrio a la hora que iniciará la marcha el tren. Y entonces me miró, su cara, o lo que quedaba de ella, hizo un gesto de extrañación, como diciendo "¿y tu que me vez?". Rach y Cemi retrocedieron.

Y lo que pasa es que no se daba cuenta. Su cara y cuerpo estaban totalmente quemados. Sus dientes asomaban limpiamente por la boca ya sin labios ni carne. Sus ojos grandes miraban ya sin parpados ni nada que disimulara sus formas blanquecinas y redondas. Y la personas no se daba cuenta de que era un cadáver, deforme, carbonizado e irreconocible... que estaba vivo y eso no era posible!

El tren cerró sus puertas y se empezó a mover lentamente. Miré por la ventana, y allí estaban esos cuerpos aún tratando de escapar de la estación en llamas. Y en ese momento empezó a llover, y un líquido negro caía en vez de agua, y pronto empezó a caer a chorros, y todo lo que esa lluvia tocaba se volvía negro, sucio, hediondo, viscoso. Y las personas gemían porque esa lluvía les lastimaba. Y entonces por el boquete del techo pude ver que entraba un poco de luz, y que se veía el exterior. Un rápido vistazo afuera me confirmó que esto no podía ser cierto. Era la Ciudad de México, y se podían ver los edificios del centro histórico, la Torre Latinoamericana, el Palacio de Bellas Artes, los edificios estilo art decó que la rodean... estaban cayéndose con un rugido espantoso.

Y eso es todo lo que recuerdo... me desperté asustadón. Era temprano, así que me recosté otro ratito mientras pensaba en lo que había soñado. Pero después me despegué de la litera y me preparé para ir a la academia. Después pensé que todo estaba bien. Las cosas se habían normalizado con Cemi, y los problemas entre los 3 se habían calmado. Y mis compañeros de Trazos era bien chidos, y eso era un aliviane. Ya no tenía problemas de dinero aunque aún no había podido arreglar lo de mi boleto de regreso a México. Además, pensaba mucho en que pasaría con Cemi y yo cuando regresáramos a nuestros países.

Desayuné algo, y las niñas creo que ya no estaban. Por lo general yo era el último en despertar y en salir de casa. Tomé el metro en Nueva Numancia y allí transbordé en la estación de Atocha para ir a Plaza de España como todos los benditos días.

Olvidé mi sueño por completo. Solamente una vez tuve un sueño tan lúcido, que además había sido con el diablo pa´acabarla de amolar. Pero todo estaba bien, tranquilo y casi perfecto. Madrid brillaba como todos los días con su mañanas soleadas y frías. Y todo por un momento estaba bien...