
También fuimos a Playa del Carmen, que ha crecido tremendamente. Tiene toda clase de tiendas y toda clase de gente: chilangos, gabachos, europeos, europeas hmm, latinas. Al siguiente día me fuí a Chichén Itza, esta vez sin la flaca. Chichén está a 3 horas de Cancún, llegar allí cuesta 280 pesos y entrar 90. El sitio es enorme, bien cuidado, limpio pero lleno de vendedores y los guías muy preparados aunque me tocó ver uno muy descortés. Yo no estoy muy de acuerdo con que sea una de las nuevas 7 maravillas, estoy seguro que una afluencia masiva de visitantes la dañaría (ya está prohibido subir a las pirámides), pero traería muchos dinero a Yucatán, creo que es un tema para reflexionar. El domingo Gaby me fue a dejar al aeropuerto, por tercera vez. No recuerdo cuantas veces nos despedimos y reencontramos; nos conocimos en Madrid y allí anduvimos. Después volvió a Cuernavaca, luego se fue a vivir a Cancún, regresó cuando cayó el huracán Wilma, cuando se calmó todo; otra vez se fue a Cancún. Desde entonces nos hemos visto tres veces, pero han valido la pena. También me dí cuenta de algo, que en verdad me encanta esa niña!